Hablar de animación y mundos imaginados es en sí un pleonasmo, por la relación privilegiada que la imagen animada, en su condición de fabricada, tiene con lo imaginario. La animación ha sido un elemento esencial en el cine de fantasía, en su función como efecto visual para sugerir lo inventado o lo sobrenatural, desde los cochecitos de la gran Metrópolis de Fritz Lang (1927), las llamas de fuego dibujadas de Los diez mandamientos (The Ten Commandments, Cecil B. DeMille, 1956) o las criaturas de stop-motion de Ray Harryhausen, hasta la eclosión de efectos CGI en los blockbusters actuales. Por no decir que los filmes de animación integran una rama central del propio género de la fantasía, con innumerables títulos desde Las aventuras del príncipe Achmed (Die Abenteuer des Prinzen Achmed, Lotte Reiniger, 1927) a Los hechiceros de la guerra (Wizards, Ralph Bakshi, 1977) o Akira (Katsuhiro Otomo, 1988). Pero la animación también tiene una enorme capacidad para mostrarnos los vericuetos de la vida psíquica, de hacer visible mediante objetos animados y escenarios en metamorfosis lo que es sentido y experimentado, aunque quizá por ello, como ocurre en nuestros sueños íntimos, la animación es capaz de mostrar más agudamente el sentido profundo que subyace a la realidad objetiva, como nos han enseñado tantas veces el anime en sus series y películas, o los cortometrajes de animación de autor.
Precisamente, la imagen de portada de este número 13, “Mundos imaginados”, toma prestado de Proceso de selección (2020), un cortometraje producido por TV ON Producciones (Valencia) y dirigido por una de las cineastas de animación más consolidadas del panorama stop-motion español e internacional: Carla Pereira, miembro fundador del estudio Colectivo Engranaje, colaboradora de numerosas producciones como Isla de perros (Isle of Dogs, Wes Anderson, 2018) o la popular serie El diario de Bita y Cora (TV ON Producciones, 2018), y realizadora con muchas historias que contar. Carla Pereira, junto con Juan Fran Jacinto, ya dirigió el perturbador relato animado Metamorphosis (2019), de impecable factura y tono dramático, que fue nominado a los Premios Goya de 2021. Pero es en Proceso de selección, con un enfoque innegablemente satírico, donde Carla Pereira exterioriza impresiones y sentimientos muy personales y, al mismo tiempo, universales, que parecen anunciados por su libro Cinco señales que indican que un perro va a morir (Marli Brosgen, 2020). En el cortometraje, un gato acude a una entrevista de trabajo donde sus aptitudes son valoradas por tres ratones; pero, a medida que la entrevista avanza la situación se vuelve cada vez más incómoda para todos los implicados. Es imposible no sentirse identificado con la fina neurosis del protagonista, con su tensión al sentirse ignorado, con su furia asesina y silente, demostrando, una vez más, que con animación puede expresarse prácticamente todo. Proceso de selección lleva actualmente uno de los recorridos más majestuosos del cine de animación español, con selecciones y distinciones internacionales en Annecy, Florida, Zagreb, la Monstra de Lisboa, o el festival de Cine de Málaga, donde obtuvo el Premio del Público.
El presente número de Con A de animación arranca, como es habitual, con el artículo de Firma Invitada, en esta ocasión debido a Samuel Viñolo y a José Antonio Rodríguez, profesores del Grado de Animación de la U-tad (Universidad Camilo José Cela, Madrid), sobre la singular exposición Animación.es: Una historia en una exposición, que se celebró entre finales de 2020 y mediados de este año en las salas de la Imprenta Municipal-Arte del Libro, en Madrid. Como comentábamos en el anterior número de nuestra revista, la exposición saldaba una importante deuda museística con la historia de la animación española, recatando los más conocidos hitos de nuestros dibujos animados, y que esperamos dé pie a nuevas muestras especializadas.
Dentro de los contenidos de Investigación hemos seleccionado, en primer lugar, y a tenor de la visión histórica en torno a la animación española, “Jordi Amorós, EQUIP y las producciones infantiles y juveniles: Mofli, el último koala y Despertaferro, el grito del fuego”, por Julio Gracia Lana, profesor en la Universidad de Zaragoza, con quien conoceremos dos de las producciones más conocidas de Jordi Amorós dentro de la firma EQUIP, que marcaron hitos en la animación española televisiva y cinematográfica en una época en que la animación bebía fundamentalmente de los referentes literarios e históricos. Seguidamente leeremos “Ver para leer: una lectura diacrónica para los cruces entre manga, anime y literatura universal”, por Diego Hernán Rosain, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras – RIIAM (UBA), Argentina, un ensayo que vincula los estudios literarios con el manganime y, específicamente, con Fullmetal Alchemist (2003) de Seiji Mizushima, basado en la obra homónima de Hiromu Arakawa. Mientras, “Hamefura o cómo vivir en un juego otome y no morir en el intento”, de María Gutiérrez Montañés, doctoranda en la Universidad de Zaragoza, analiza la adaptación en forma de serie de anime de una saga de novelas a manos de la autora Yamaguchi Satoru, Hamefura (Keisuke Inoue, 2020), extrayendo interesantes conclusiones sobre los préstamos entre estos géneros, incluyendo los juegos otome.
Con Vincenzo Maselli, doctorando de la en la Universidad Sapienza de Roma (Italia), nos adentramos en las “Ciborg-arquitecturas en los escenarios ‘post-apocalípticos’ de los animes japoneses”, examina el anime, con sus tramas en torno a futuros distópicos e hipertecnológicos, como un medio narrativo idóneo para revelar y discutir temas sociales relacionados con la tecnología. Le sigue “Mundos imaginados y videoclip: una aproximación a la integración de gráficos 3D animados para su implementación escénica”, un artículo de Francisco Vegas Molina, doctorando en la Universidad de Málaga, donde aborda la integración de modelos 3D animados para el desarrollo de mundos irreales como parte de la puesta en escena de algunos de los más relevantes videoclips de las últimas décadas. Finalmente, en relación con su estudio publicado en el número anterior de nuestra revista, hemos incluido el artículo de Adriana Navarro, profesora del Volda University College (Noruega), “Financiación pública autonómica del cortometraje animado en España (2008-2019)” donde, a partir de un análisis cuantitativo y la revisión de las diferentes políticas de patrocinio institucional público de las diversas comunidades autónomicas españolas, advierte el diferente desarrollo de este género de animación en nuestro panorama.
Durante este año hemos visto cómo muchos festivales de animación se han desenvuelto en formatos híbridos, simultáneamente y en Internet, lo que ha permitido reinventarse a muchos de los principales eventos del medio sin desmerecer su impacto, como Annecy o Zagreb. Con frecuencia, en el Editorial de Con A de animación hemos lamentado la desaparición de grandes figuras de la animación, pero en esta ocasión destacaremos el premio a toda una vida que está lejos de apagarse: nos referimos al Zagreb Lifetime Achievement Award que el festival Animafest ha dedicado este año al gran Ralph Bakshi (1938), una figura realmente imprescindible para comprender mucha de las manifestaciones de la animación actual, como la animación para adultos que hoy en día vemos en diversos canales. Ralph Bakshi se curtió en el mundo de las primeras series animadas para televisión, nutriéndose de toda la tradición del cartoon clásico; pero, a través de sus largometrajes personales, como Fritz the Cat (1972) o Heavy Traffic (1973) intuyó nuevos caminos para el cine de animación. Las limitaciones de presupuesto del cine independiente no fueron sino un acicate para estimular una inagotable imaginación, realizando todo tipo de producciones, desde dramas urbanos de irrefrenable ironía hasta cine de espada y brujería que marcó una generación, como El señor de los anillos (1978) o Tygra: hielo y fuego (1983). A sus 83 años, con su irrefrenable creatividad, Bakshi sigue en activo, realizando cortometrajes en solitario y exposiciones de pintura. El reconocimiento a su carrera en Zagreb pone a Bakshi en valor, destacando su trascendencia más allá de su huella en la animación underground o el cine de culto.
A pesar de lo controvertido de los nuevos tiempos, en esta edición podemos anunciar una buena noticia: Con A de animación ha obtenido en 2021 el sello de calidad FECYT en la evaluación de la calidad editorial y científica de las revistas científicas españolas. La revista ha superado el proceso de evaluación de la calidad editorial y científica de la VII Convocatoria de Evaluación de Revistas FECYT, la Fundación Española para la Ciencia y Tecnología, fundación pública dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación. FECYT trabaja para reforzar el vínculo entre ciencia y sociedad mediante acciones que promuevan la ciencia abierta e inclusiva, la cultura y la educación científicas, ofreciendo a las revistas científicas españolas una serie de herramientas para mejorar su calidad y visibilidad; en suma, apoyando su profesionalización e internacionalización. Esta nueva calificación de calidad científica para Con A de animación se suma a las ya obtenidas en bases de datos científicas como Scopus, Emerging Sources Citation Index (Thomson & Reuters), EBSCO, Latindex o Dialnet, entre otras, que demuestran el alto índice de impacto obtenido por la publicación.
Con A de animación agradece la colaboración de todos los autores que han participado en la revista, así como a los miembros de los Comités Científico y Asesor, y todos los revisores de artículos que han colaborado de buena voluntad. Queremos destacar igualmente el apoyo que la revista recibe por parte del Departamento de Dibujo, el Máster en Animación de la UPV, Editorial UPV y Nau Llibres (Valencia).
María Lorenzo Hernández
Antonio Horno LópezMaría Lorenzo Hernández
Antonio Horno LópezMaría Lorenzo Hernández
Antonio Horno LópezMaría Lorenzo Hernández