A pesar de sus patentes diferencias, existe un recorrido compartido por la animación y el arte contemporáneo dentro del ámbito de la animación más experimental. El cine abstracto de la vanguardia alemana de principios del siglo XX surge como efecto de la expansión plástica hacia el formato cinematográfico, abriendo nuevas vías para la animación en el resto de Europa y América al margen de las directrices de los grandes estudios. Hacia mediados de siglo, la animación derivada de dicha experimentación se incluye dentro de ciertas corrientes de cine independiente. Desde los años setenta logra, en cambio, desvincularse progresivamente de los elementos más propios del esquema cinematográfico para incorporar otras variables, situando esa producción en un terreno impreciso. Como muestra de ello, este texto estudiará un conjunto de casos en los que la consonancia entre animación y arte contemporáneo evidencie el espacio común que comparten y las aportaciones al mismo.