En la industria del cine español, únicamente tres mujeres han dirigido largometrajes de animación. Su obra, condensada en las últimas tres décadas, representa un siete por ciento de la producción total de los más de cien años de historia del medio. En este trabajo analizamos el trabajo de Maite Ruiz de Austri —pionera en el sector—, Virginia Curiá y Agurtzane Intxaurraga con el objetivo de identificar los elementos de confluencia en el total de ocho películas largas que forman parte del corpus. En primer lugar, se ha observado una tendencia a dirigirse a una audiencia infantil, con una clara vertiente educativa. Asimismo, se ha podido constatar cómo emergen rasgos comunes en torno a temáticas como la maternidad, la vida profesional, la corresponsabilidad o la condición de la mujer. Este artículo está encaminado a visibilizar el trabajo de las directoras españolas de largometraje y a explorar la influencia del género sobre el contenido.