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El cine de animación ha planteado en numerosas ocasiones los conflictos que ha generado la relación entre el hombre y el desarrollo tecnológico y científico. En el caso de Wall-E se aprecia un llamativo cambio de roles entre humanos y robots. La película propone, a través de las relaciones de sus personajes y su argumento, una reflexión en torno a la necesidad de la técnica para la evolución humana. Este artículo, a partir de la descripción e interpretación de algunos elementos clave de la película, dará cuenta del modo en que el filme es acompañado constantemente por la ambigüedad e intercambio de papeles entre lo humano y lo tecnológico, identificando así la historia de Wall-E como una muestra de la cada vez mayor tendencia a la humanización de la mecánica, al mismo tiempo que nos advierte de la peligrosa mecanización del hombre.
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