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No existe ciudad sin recorrido. Tres cortometrajes de animación nos presentan diferentes imágenes de una ciudad de tránsitos, compleja y diversa (en este caso Bogotá), imaginarios donde es posible encontrar tantos elementos comunes como visiones antagónicas en torno a la definición de la ciudad como el espacio de la experiencia, pero también de ésta —gracias a la naturaleza de la imagen animada— como elemento orgánico y activo, siempre abierto a nuevas miradas.
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