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Tras un período de cuatro años de intensa crisis económica, 2012 comienza a resquebrajarse parte de la fortaleza que la animación española había mostrado hasta el momento, viendo desaparecer con gran rapidez algunos de las empresas y eventos insignia del sector, al mismo tiempo que la eliminación de una buena parte de las ayudas estatales al cine amenazan con afectar de forma aún más profunda al conjunto de las artes audiovisuales en los años venideros. Por otro lado, y como signo de esperanza, 2012 también resulta un buen año para numerosos largometrajes de animación que obtienen una excelente respuesta comercial e innumerables alabanzas internacionales. El siguiente artículo pretende apuntar de forma muy rápida cuáles han sido las líneas principales que han caracterizado a la animación española en 2012.
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