Este artículo muestra el panorama de la profesionalización del cortometraje de animación español en la presente década. Pese a los cambios acontecidos en este periodo, como el aumento de la producción anual, la multiplicación de ventanas de difusión y exhibición y el florecimiento de centros de formación en animación, estas películas cortas continúan ocupando un lugar anómalo en el sector cinematográfico. Considerado como afición y obra de aprendizaje separada del conjunto de la industria, este fenómeno se encuentra actualmente en proceso de revisión profunda. A partir de entrevistas y encuestas realizadas a expertos del sector, se puede vislumbrar el nuevo rumbo del cortometraje animado en nuestro país. Esta investigación ilustra las dificultades y contradicciones a las que se enfrentan estos filmes, como la deficitaria regulación por parte de la Administración, la falta de dimensión comercial y la legitimación de esta producción dentro del aparato cinematográfico.