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Desde los inicios de la producción de largometrajes de animación hasta la actualidad, la escultura ha tenido un papel capital a la hora de abordar el diseño de los personajes en tres dimensiones, dado que las esculturas de pequeñas escala, que internacionalmente se denominan maquettes, ofrecen una ayuda inestimable para valorar su potencial visual desde todos los ángulos. Este trabajo se ha ido perfeccionado a lo largo del tiempo hasta convertirse en un rol indispensable dentro de cualquiera de los grandes estudios del cine animado. Las siguientes páginas, redactadas por el incansable cronista de la animación stop-motion, Adrián Encinas, darán cuenta de uno de los pasos creativos más espectaculares en el proceso de producir los grandes largometrajes de animación de todos los tiempos.
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